(1571) La Liga Santa, formada por España, la Orden de Malta y diversos Estados italianos, derrota al Imperio Otomano, truncando definitivamente sus ansias de expansión en el Mediterráneo Occidental. La armada cristiana sufrió pocas bajas, mientras que la gran flota turca fue prácticamente aniquilada. Este duro golpe no acabaría con el poderío turco, pero sí evitaría una posible invasión de Italia, condicionando así la expansión del Imperio a la península de los Balcanes, en la que también sería frenado 100 años más tarde, a las puertas de Viena.
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